10 de enero al 20 de diciembre
Último articulo para concluir este blog.
Volviendo a leer mi primer artículo «El proyecto», puedo afirmar que cumplí con mis objetivos iniciales: este año de viaje me ha permitido recargar baterías, tomar mi tiempo, reflexionar sobre el futuro, y descansar después de 2016 que había sido bastante intenso.
Respondí a las ganas que tenia de viajar por un largo periodo de tiempo, y mi instinto era justo: el hecho de tomar un año entero me permitió viajar de manera diferente, sin apuro, explorar los diferentes países un poco mas en detalle que si hubiera pasado solo una o dos semanas en cada uno. Estas ganas no se fueron por lo tanto, y pienso que nunca me dejaran. Sigo deseando viajar, tal vez otra vez por una duración larga.
Cumplí con mi desafío inicial, no tomar avión desde el norte hasta el sur de las Américas. A lo largo del camino, sentí cierta satisfacción cuando recordaba que había llegado hasta tal punto sin avión desde Montreal. Y la satisfacción llego a su máximo cuando llegue a Ushuaia, que era mi objetivo desde que había salido de Montreal en enero.
El hecho de tener este objetivo me hizo avanzar rápido en ciertos momentos, para respetar mi agenda, cuando a veces me hubiera querido quedar un poco mas, o hubiera querido visitar mas lugares. Entonces es positivo y negativo a la vez, positivo porque me permitió conservar cierto ritmo, y no quedarme sin hacer nada días o semanas, porque estaba motivado y quería avanzar; negativo porque varias veces me ha ocurrido dejar un lugar con un sentimiento de incumplido, queriendo haberme quedado más y conocido más cosas.
Pero también me di cuenta que uno no puede conocer todo, en todos los países me encontré con gente diciéndome «Tienes que ir allí, visitar esto, no te puedes perder eso, no te vayas sin pasar por allá…» Hubiera querido escucharlos a todos pero si lo hubiera hecho, estuviera todavía al cuarto del trayecto total. Hay que hacer elecciones a veces, no siempre es fácil pero así es.
Encontré gente maravillosa, y pasé momentos increíbles, lo que por supuesto era uno de mis objetivos. Me he podido quedar un poco con couchsurfing, y ser hospedado por gente local, lo que volvió la experiencia aún mas profunda. No faltare, en el futuro próximo, hospedar viajeros en mi casa para hacer mi parte, y ayudar a viajeros.
El hecho de haber vivido en Latinoamérica y de hablar español también me aporto mucho durante el viaje, en términos de seguridad (puedo detectar mas rápido situaciones y reaccionar a ellas, comparado con el turista promedio) pero también de encuentros y de intercambio, así como de descubrimiento y de aventura. Pude compartir mucho mas que lo haría alguien que no habla español con la población local, lo que me permitió entender mas la cultura, y también de salir un poco mas de los caminos trillados. Pienso que no hubiera podido tener una experiencia tan intensa y enriquecedora en países donde no hablo el idioma.
Una elección importante de mi viaje también había sido hacerlo solo, y muchos me han preguntado al respecto, con sorpresa o curiosidad. Había dudado mucho y no estaba seguro que me iba a gustar, pero en retrospectiva, no me arrepiento para nada de esta decisión. Viajar solo me permitió definir mi itinerario, mis actividades, mi ritmo a lo largo del viaje, sin tener que hacer compromisos. Nadie que convencer los días que tenia mucha energía y caminé 6 horas en una ciudad para darle la vuelta, nadie que convencer tampoco cuando quería dormir 1 hora más en la mañana. Viajar solo también permite una grande flexibilidad, reactividad y adaptabilidad, me ha ocurrido cambiar de plan o de itinerario en un minuto, en medio de una terminal de bus por ejemplo. Amigos y familiares me acompañaron varios días, y visite a gente conocida a lo largo del viaje. Además de los numerosos encuentros a lo largo del año, lo que hizo que en total no estuve solo tanto tiempo.
Finalmente, he podido viajar «a dedo» o «de ride», no todo el viaje por razones prácticas, de tiempo, seguridad u otros, pero recorrí alrededor de 7,500km así, de los 32,000 totales del viaje, casi el cuarto. Como lo menciono en otros artículos (aquí, aquí, y aquí), es una manera de viajar que me gusta particularmente, sinónima de aventura, de salida de la zona de confort, de intercambio, y que seguiré practicando.
A ustedes mis lectores, les agradezco, me despido y espero ver cada un@ en persona pronto para hablar de todo esto de viva voz!