Del 10 al 18 de diciembre
El domingo 10 de diciembre, comencé a viajar con dirección al norte, hacia la destinación final de mi viaje: Buenos Aires. En efecto, mi vuelo de regreso a Francia salía desde Montevideo (en Uruguay, en frente de Buenos Aires, a unas horas de barco)
Salí de Ushuaia a dedo, y empecé a subir el continente por la Ruta Nacional 3, que sube hasta Buenos Aires, como lo dice un letrero en Ushuaia, indicando la capital de Argentina a mas de 3,000km de distancia. Después de mirar un mapa, decidí cortar el viaje en 2, y visitar la península Cortes, a «solo» 1,900km.
Me tomó 3 días llegar allá, con varios vehículos, acampando en las noches. La primera noche, al lado de la carretera, en un refugio que me protegió del viento loco del sur de Patagonia. La segunda noche, en un camping en la ciudad de Comodoro. Me levantaron personas muy diferentes. Algunas anécdotas: una pareja de chilenos jubilados, que iba a visitar familia para las vacaciones, y que tenia que pasar por Argentina, me levantó y me llevó por unos 500km. A las 10 de la mañana, el señor empezaba a sentirse un poco cansado (iba manejando desde las 5am). Le dije «Si quiere, traigo mi licencia internacional, puedo manejar un rato mientras usted descansa». No tuve que repetir la propuesta: 2 minutos después paró, y me puse en el lugar del conductor. Manejé 150km, y él durmió todo ese tiempo. Les dejé alrededor de las 12, me dio gusto que él haya descansado para enfrentar una tarde manejando.
El conductor siguiente era un cura Argentino, en una camioneta, manejaba a 160km/h! Fue el primer conductor de una larga serie que tomaba mate, y me dio toda una clase sobre esta bebida ritual, muy popular en Argentina. La mayoría de la gente lo toma en el país, en vez de café, té u otras infusiones consumidas alrededor del mundo. Aquí les va un resumen: la planta «Yerba mate» se pone en un recipiente llamado el mate, que puede ser hecho de calabaza o madera, pero también de vidrio o de plástico. Después, se le pone agua caliente, y se deja infusionar por unos segundos, antes de tomarlo por una bombilla (pronunciar: bombisha como se dice allí) de metal que deja pasar el agua pero no la yerba mate. Y se vuelve a hacer: otra vez echar el agua, y tomar con la bombilla. El agua tiene que ser caliente pero -muy importante- no debe hervir: 88 a 92°C es la temperatura adecuada. Por esta razón cada Argentino lleva consigo un termos, y en las áreas de descanso de la autopista hay dispensadores de agua caliente. Hay varias marcas de Yerba mate, con más o menos sabor, algunas más amargas que otras, etc. Se le puede agregar azúcar. Parece que en algunas regiones del norte, el mate se toma con agua fría, o hasta con gaseosa.
En resumen, hay tantas maneras de tomar el mate como personas en Argentina.
Cuando me dejó y nos caminos se separaron, el cura me regaló un mate, para guardar como suvenir!
Llegué finalmente a Puerto Pirámides en la península Valdés, el martes 12 en la tarde, después de varios rides dados por conductores bebedores de mate, en la Ruta 3 que es un poco monótona. Para esto, viajar a dedo es una excelente manera de viajar, porque cada nuevo vehículo es un nuevo encuentro, y siempre hay un tema de conversación, así que es difícil aburrirse.
Un camión que lleva una pala de turbina eólica
La península es famosa por su vida salvaje. El miércoles 13, le di la vuelta con 2 chicas inglesas encontradas en el camping de Puerto Pirámides, y que aceptaron llevarme en su coche rentado. Logramos a ver pingüinos, elefantes de mar y leones de mar. Había leído que se podían también observar orcas con un poco de suerte, pero parece que no tuvimos suerte.
Esa misma noche, salí a dedo de la península para llegar a Puerto Madryn, cerca de la Ruta 3, para poder seguir para el norte el día siguiente.
El jueves 14, volví a mi camino hacia el norte, y después de salir de la ciudad, puse mi pulgar hacia arriba, cerca de una gasolinera. Después de una hora, paró un coche, y el conductor me explicó que iba hasta Buenos Aires. Pensé «Perfecto, me va a llevar bastante lejos, casi hasta Mar del Plata», donde quería ir a broncear una última vez antes de volar a casa. Como era un coche y no uno de estos camiones que van a 80km/h, pensé que íbamos a ir rápido… Pero no, cuando entré en el coche enseguida me dijo «No tengo mucho dinero, así que ando a 80 por hora para ahorrar gasolina». Manejamos 12 horas, y acampé en una ciudad llamada Tres Arroyos. El día siguiente, viaje los 400km que quedaban, y estaba en la playa de Mar del Plata a las 2pm.
Pasé la noche y el día siguiente en esta ciudad costera, descansando y caminando por las playas. El sábado 16, a las 4pm empezó una tormenta enorme, entonces fui al terminal de bus y me subí a un bus para Buenos Aires. Inicialmente había pensado en tomar un bus de noche pero porque no podía aprovechar de la playa por el clima, pues aproveche de este tiempo para viajar. Llegué a Buenos Aires a las 11pm.
Me quedé 2 días en Buenos Aires, en realidad no es suficiente para visitar la ciudad, pero ya pude ver una buena parte. Y me gustó mucho, como el país en general de hecho.
De manera general, los Argentinos me sorprendieron, de manera positiva: habiendo vivido en Colombia y en México, y habiendo viajado por una buena parte de Latinoamérica, tenía una imagen un poco negativa de los Argentinos, los pensaba arrogantes y pretensiosos, y no tan amables. Pero en su país, descubrí que los Argentinos son muy abiertos, amables, cálidos y generosos.
En la noche del lunes 18, tomé el ferry desde Buenos Aires a Montevideo en Uruguay, que no tuve tiempo de visitar, porque tuve que salir para el aeropuerto temprano el día siguiente.
Y fue el fin de mi viaje! Sentí nostalgia al tomar el avión, pero también satisfacción por este año inolvidable.
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